Lectura 3. El Zorro y la Cigüeña Un día, el zorro invitó a la cigüeña a comer un rico almuerzo. El zorrito tramposo sirvió la sopa en unos platos chatos, chatísimos, y de unos pocos lengüetazos terminó su comida. A la cigüeña se le hacía agua el pico, pero como el plato era chato, chatísimo, y su pico era largo, larguísimo, no consiguió tomar ni un traguito. - ¿No le ha gustado el almuerzo, señora cigüeña? -le preguntó el zorro relamiéndose. - Todo estuvo muy rico -dijo ella-. Ahora quiero invitarlo yo. Mañana lo espero a comer en mi casa. Al día siguiente, la cigüeña sirvió la comida en unos botellones altos, de cuello muy estrecho. Tan estrecho que el zorro no pudo meter dentro ni la puntita del hocico. - La cigüeña, en cambio, metió en el botellón su pico largo, larguísimo, y comió hasta el último bocado. Después, mirando al zorro, que estaba muerto de hambre, le dijo riendo: - Por lo visto, señor zorro, le ...
LECTURA 1: UN NOMBRE PARA CADA DÍA Motivación: Introducción por parte del docente. En esta primera lectura podrás saber quienes asignaron los nombres a los días de la semana y por qué?, además repasaremos aplicaremos conceptos relacionados con el nivel literal de lectura. Conocimientos previos: ¿Has pensado alguna vez por qué el lunes se llama lunes, el martes, martes? ¿Sabes cuál es el origen del nombre de los días de la semana? Leo y comprendo Primera Lectura dirigida (voz alta, por un estudiante o el docente) Segunda Lectura individual (silenciosa) UN NOMBRE PARA CADA DÍA Hace muchísimo tiempo, los ciudadanos del imperio romano dedicaron cada día de la semana a un astro . Por ejemplo, llamaron a un día el día de la Luna; a otro, el día de Marte… Pues bien, esos nombres pasaron al castellano para denominar a los cinco primeros días de la semana. Así, nuestro lunes es el antiguo día de la Luna; el martes, el día de Marte; el miérc...
LECTURA 6: ¿CÓMO CRECER? Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser tan alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó: -¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? - No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: “Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda”. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Puede...
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